Existen alrededor de tres mil millones de trabajadores en el planeta, y solo un 40% afirman sentirse felices en su trabajo. Nos preguntamos qué significa exactamente esto para esas personas y para las organizaciones para las cuales trabajan.
Un estudio realizado por la organización The Way We Work entre trabajadores de la policía, camioneros, operarios de una fábrica, cajeros de banco, vendedores de retail, entre otros, muestra que la inmensa mayoría quieren lo mismo.
Hablemos de dinero. Aunque no es evidente que exista una correlación directa, los empleados que dicen estar más felices pertenecen a organizaciones que tienen tres veces mejores ingresos y rentabilidad que las demás. Ahora, si miramos el ingreso por empleado, este es la mitad del de las empresas con muchos trabajadores infelices.
Parece que no hay que gastar más dinero para lograr más empleados felices. No hay que invertir en mesas de ping-pong, o masajes y fiestas, o paseos con las mascotas. No se trata de beneficios ni del famoso salario emocional. Se trata de cómo son tratados por sus jefes y compañeros.
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Algunas ideas para generar mayor felicidad entre los trabajadores
1. Confianza y respeto: En organizaciones donde los trabajadores son felices, es fácil encontrar estos dos elementos comunes.
Los líderes frecuentemente dicen que en la empresa se practican ambos valores. Pero cuando un empleado requiere un computador, cerca de quince personas deben aprobar la solicitud. Cuesta más el proceso de aprobación que el pc de USD$1.500.
Un buen ejemplo de cómo elevar el nivel de confianza es lo que la cadena de hoteles Four Seasons, reconocida por su excelencia en el servicio, dice a sus empleados: al atender al cliente, haga lo que usted considere es apropiado. El impacto de esto en la sensación de confianza del empleado es enorme.
Al atender al cliente, haga lo que usted considere es apropiado
2. Justicia:
No hay nada que erosione más la confianza en los trabajadores, que cuando estos sienten que son tratados con poco sentido de justicia. Ellos simplemente quieren ser tratados igual, independientemente de su edad, rango, sexo o estatus social.
3. Escuchar:
Para ser un buen escuchador que atiende a todos por igual, hay que desaprender algunas cosas. Todo aquello que nos han enseñado sobre “escucha activa”, mirar a los ojos fijamente y con apariencia compasiva, eso no es escuchar. Repetir lo que el otro dice, eso tampoco es escuchar.
Ser humilde, y siempre estar buscando cazar la mejor idea posible, eso es escuchar. El trabajador percibirá si realmente su idea fue tenida en cuenta tanto que incluso el jefe o líder cambió de opinión gracias a ella.
La manera en que nos comportamos y tratamos a los demás, el modo en que respondemos y apoyamos determinan la experiencia laboral en las personas a nuestro alrededor. Ahí es cuando vale la pena hacer el cambio.
Tomado de The Way We Work, Michael C Bush
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